en detalle...

lA GESTIÓN integral de la seguridad frente a incendios

 

 

Aunque pudiera parecer lo contrario es relativamente habitual que las empresas sufran incendios de diferentes proporciones, pudiendo incluso convertirse en una verdadera catástrofe para las instalaciones. Ejemplo reciente ha sido la fábrica de Ybarra en Dos Hermanas en Sevilla o con anterioridad la fábrica de Campofrío en Burgos. Y por supuesto no se trata solo de una prioridad material o de los puestos de trabajo, sino más importante aún, que no se pongan en riesgo las vidas de los trabajadores.

La normativa al respecto es amplia, determinándose incluso varios “niveles” en función de la características y peligrosidad de las empresas. Así, de manera general a cualquier organización, sea cual sea su peligrosidad le es de aplicación el artículo 20 sobre Medidas de Emergencias de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. En él se especifica la obligatoriedad por parte del empresario de “analizar las posibles situaciones de emergencia y adoptar las medidas necesarias en materia de primeros auxilios, lucha contra incendios y evacuación de los trabajadores, designando para ello al personal encargado de poner en práctica estas medidas y comprobando periódicamente, en su caso, su correcto funcionamiento”. Esto se traduce en la obligación de disponer de un documento al que podremos llamar Plan de Emergencias que recoja los preceptos recogidos en el mencionado artículo. Las características de este documento y su complicación dependerán a su vez de las particularidades de cada empresa. En la actualidad no hay un modelo claramente definido, pudiéndose tomar como base la Orden Ministerial de 29 de noviembre de 1984 (derogada) para el establecimiento de un Plan de Emergencias en la que se establecían cuatro documentos básicos: Evaluación del Riesgo / Medios de Protección / Plan de Emergencia / Implantación.

Por otro lado hay determinadas empresas que bien por su nivel elevado de carga de fuego, bien por sus características constructivas o por el número y tipología de personas a evacuar necesitar disponer un documento más amplio denominado Plan de Autoprotección. El desarrollo de dicho documento viene establecido en el RD 393/2007, en cuyo Anexo I aparecen las empresas y actividades a las que les he de aplicación. Finalmente, hay grandes empresas (industrias químicas, altos hornos, etc.) que deben cumplir la denominada normativa SEVESO, legislación a nivel europeo para la prevención de accidentes mayores que pudieran incluso afectar a poblaciones cercanas a estas instalaciones. El desarrollo de los documentos necesarios y su implantación lógicamente tiene un desarrollo técnico avanzado.

Ahora bien, dicho todo lo anterior, no podemos resumir las actuaciones frente a incendios en un mero documento, que aun siendo absolutamente necesario, no es ni mucho menos lo único que hay que hacer. Y es que el documento en sí es el punto de partida. Como en cualquier otro aspecto de la prevención, es el día a día lo que garantizará la seguridad.

Medios.- Es esencial que se establezcan los medios humanos y materiales necesarios para el control de las posibles situaciones. Respecto al tipo y disposición de los medios materiales deberemos tener como base l normativa existente (por ejemplo, Código Técnico de Edificación o el RD 2267/2004 Reglamento de protección contra incendios en los Establecimientos Industriales). Sin embargo respecto a los medios humanos la normativa no habla tan claramente de cuáles son los requisitos. Fundamentalmente debe haber un responsable de emergencias o jefe de emergencias del que derivan todas las actuaciones. Pero ya después el número y tipología de equipos dependerá de la empresa en cuestión, pudiéndose establecer equipos diferenciados: equipo de primera actuación, equipo de segunda actuación, equipo de alarma  evacuación, equipo de primeros auxilios, etc.; a concentrarlo todo en un solo equipo si la empresa es pequeña: equipo de actuaciones frente a emergencias. Lo que está claro es que estas personas deben recibir una formación teórica y práctica suficiente, según las funciones que vayan a desarrollar y según las características de la empresa en cuestión. Debe ser una formación específica, no una genérica que no tenga en cuenta estas particularidades. Además, la formación debe reciclarse periódicamente y por supuesto actualizarla si ha habido cambios.

Simulacros.- Por otro lado, la realización de simulacros es quizás el ejercicio más importante en el proceso de gestión de la seguridad frente a incendios. Al igual que una auditoría es lo que nos dictamina fundamentalmente si un sistema funciona o no o hay que retocarlo, el ejercicio del simulacro nos indicará si nuestro documento contra emergencias es correcto, si la formación e información es la suficiente o si los medios materiales son los que deben ser. Hasta que no realicemos esta prueba, no podremos decir con seguridad, que el sistema funciona y por tanto el círculo no podrá cerrarse. El simulacro debe entenderse por parte de toda la compañía como una actividad de enorme importancia (igual que cualquier auditoría) y asumirse como tal. La periodicidad no está definida en algunos casos, los más sencillos. En los casos de Planes de Autoprotección o SEVESO sí.

Mantenimiento.- Muchos de los incendios que se producen en las empresas españolas podríamos encuadrarlos en un origen común: falta de mantenimiento de las instalaciones. Esta falta de mantenimiento puede a su vez subdividirse en falta de orden y limpieza o falta propiamente de instalaciones (eléctricas, gas, etc.) o equipos de trabajo.
La acumulación de materiales inflamables, una mala ubicación de residuos o de materias primas, la presencia de restos de suciedad, etc. están aunque no lo parezca detrás de gran cantidad de situaciones de incendios. Por eso mantener los lugares de trabajo limpios, ordenados, sin restos, materiales por el suelo, cerca de zonas donde se trabaje con posibles fuentes de ignición, etc. prevendrá la aparición de fuegos y su dispersión por las instalaciones. El control del orden y la limpieza debe ser una actuación del día a día por parte de todos los trabajadores independientemente de que se hagan revisiones periódicas por parte de los responsables de zonas.
Por otro lado, disponer de una instalación eléctrica o equipos eléctricos que no sean revisados convenientemente es otro punto a seguir fundamental. Los cortocircuitos son las otras causas fundamentales en la aparición de un incendio. Al igual que en el seguimiento del orden y la limpieza, cierto es que las instalaciones (sean eléctricas, de gas, de calderería, etc.) deben ser objeto de las revisiones oficiales que les correspondan, es el día a día y las simples revisiones visuales por parte del personal propio de la empresa lo que puede determinar actuar desde el principio en la prevención de incendios.

Comunicación.- Si por desgracia finalmente se detectara un inicio de fuego, los primeros momentos son fundamentales. Una correcta comunicación y actuación puede ser la diferencia entre un conato de incendio fácilmente controlable o un incendio de grandes proporciones. Esta comunicación puede hacerse a través de medios materiales: detectores de humo, sistemas de alarma, y medios humanos: coordinación entre los equipos a través de walkies, teléfonos móviles, reuniones en lugar de seguridad, etc. Incidir y trabajar sobre este aspecto es importantísimo y es quizás el punto esencial en la actuación ante una situación de emergencias.

Información a todo el personal.- Si de manera más específica es muy importante que el personal encargado de actuar frente a una emergencia se coordine y sepa lo que hay que hacer, también es que el resto de personas (tanto trabajadores como posibles visitas, clientes, etc.) sepan qué hacer y qué no hacer. Así, el traspaso de información sobre las actuaciones en caso de incendios no es solo una obligación sino un requisito básico. Esta información versará sobre las actuaciones básicas, vías de evacuación, teléfonos de emergencias, punto de reunión, etc. Y será transmitida tanto al personal interno como al personal externo